¿dEBEMOS PRODUCIR LO QUE CONSUMIMOS?
La idea de producir lo que consumimos suena muy bien hasta que la tomamos en serio. En México, una simple observación nos permite comprobar que las comunidades más pobres son las que producen lo que consumen. Las regiones más ricas del país, y las que más crecen, son aquellas que producen artículos de alto valor que se consumen en todo el mundo.
Quienes exportan aguacates ganan mucho más por su trabajo y sus tierras que quienes producen maíz para el mercado interno. Dejar de exportar productos para producir lo que comemos podría parecer un éxito para el gobierno, pero los más afectados serían los agricultores.
Los que favorecen la idea de producir lo que consumimos dicen que “no todo es dinero”. Y es cierto: no todo es dinero. En juego hay algo todavía más importante: la libertad.
Los liberales pensamos que es mejor que la gente tome sus propias decisiones. ¿Por qué el gobierno, desde su altura y su poder, va a decidir a qué nos dedicamos los demás? Desde luego, cuando uno está en la pobreza y no tiene nada que intercambiar, producir para comer hace más sentido que morirse de hambre. Pero nadie mejor que el propio campesino para decidir qué es lo que le conviene producir.
Es importante que el gobierno apoye con información e infraestructura, que defienda nuestro acceso a otros mercados y sobre todo que proteja nuestra seguridad y nuestras propiedades, pero la decisión sobre qué debemos producir o hacer con nuestro trabajo debe tomarla cada uno de nosotros en libertad.
Desde nuestra propia experiencia tenemos una mejor perspectiva de nuestras necesidades e intereses que los funcionarios desde sus oficinas, aunque tengan buenas intenciones. La libertad es moralmente superior y rinde mejores frutos que el autoritarismo.
Los que creen que es mejor producir lo que consumimos deberían tener sus propios criaderos de animales y sus propias hortalizas. A ver si están dispuestos a dejar sus trabajos para producir lo que comen. ¡Suerte con eso!
PB
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Esta persona decidió prepararse su propio sandwich y su propio chocolate.
Le costó muchísimo tiempo y miles de dólares.
Lo inteligente es cooperar con los demás,
no volvernos absolutamente autosuficientes.
Le costó muchísimo tiempo y miles de dólares.
Lo inteligente es cooperar con los demás,
no volvernos absolutamente autosuficientes.