LUIS RUBIO: LA APERTURA POLÍTICA QUE MÉXICO NECESITA
“Requerimos un sistema político nuevo que contenga pesos y contrapesos efectivos, elimine las facultades arbitrarias con que de facto cuentan nuestros políticos y burócratas, haga posible un gobierno funcional y profesional, todo ello dentro de un entorno de rendición de cuentas real.
“Impactante el contraste entre las reformas económicas de las últimas décadas y las de naturaleza político electoral. Las primeras han seguido una lógica implacable y se caracterizan por la claridad en su propósito. Las segundas han sido reactivas, chiquitas y de brújula cambiante […].
Luego de la debacle de 1982 […] comenzaron las reformas económicas […] siempre con un claro sentido de dirección así como una gran limitación: se liberalizaron las importaciones, se abrió el régimen de inversión y se privatizaron empresas que en prácticamente ningún país del mundo son gubernamentales. La gran limitación también fue obvia: […] nada se haría para alterar el monopolio del poder, lo que, en la práctica, protegió a diversos grupos, actividades y sectores en aras de mantener la paz política y los privilegios que la acompañan. Es decir, aunque consistentes, las reformas económicas estuvieron siempre encajonadas –y, por lo tanto, impedidas a lograr íntegramente su cometido– por razones políticas.
Las reformas económicas fueron otro cantar: el monopolio del poder era intocable y no se modificó más que para evitar crisis […]. El común denominador fue que siempre se reaccionaba ante el problema del momento en lugar de pretender construir, como en el caso de la economía, un nuevo orden político […], la capacidad de la población para influir en las decisiones que le afectan es casi inexistente porque el sistema político es absolutamente refractario a la ciudadanía.
Lo que México requiere es un nuevo régimen político. Gane quien gane en esta justa electoral, el ciudadano seguirá siendo el perdedor: […] nuestro problema nodal es que seguimos esperando que una persona nos resuelva problemas que requieren de la participación de toda la población. En esta contienda se juega la dirección de la economía y de la sociedad, algo que jamás debería ponerse en entredicho en un país serio porque nadie debería tener tanto poder como para tomar decisiones tan trascendentes sin contrapesos.
Para evitar que eso se repita […], requerimos un sistema político nuevo que contenga pesos y contrapesos efectivos, elimine las facultades arbitrarias con que de facto cuentan nuestros políticos y burócratas, haga posible un gobierno funcional y profesional, todo ello dentro de un entorno de rendición de cuentas real […]”.
En: Luis Rubio, “Como debería funcionar”, Reforma, 3 junio 2018.